Por Felipe Crespo
Publicado en Diario Financiero, 11 de febrero de 2022
La igualdad ante la ley y el acceso a una justicia imparcial, en igualdad de condiciones y sin discriminaciones arbitrarias, son elementos básicos de todo Estado de derecho. Sin embargo, pareciera que esto —de lo más elemental— es invisible a los ojos de algunos constituyentes.
Durante la discusión de “los sistemas judiciales” se han planteado normas insólitas que establecen privilegios más allá de toda razonabilidad: la creación de tribunales especiales, el mandato de privilegiar el no encarcelamiento de miembros de pueblos originarios atendiendo a “condiciones espirituales” y la posibilidad de que ciertos “órganos” —aún indeterminados y distintos a los tribunales— puedan ejercer jurisdicción.
Todos son ejemplos de privilegios que buscan garantizar la impunidad frente a la comisión de delitos para ciertos grupos, atendiendo únicamente a sus características étnicas.