El proyecto de nueva Constitución impone la ideología ultraizquierdista y asoma a Chile al abismo

Por Daniela Carrasco

Publicado en La Gaceta, 5 de julio de 2022

 

El lunes 4 de julio la Convención Constitucional chilena entregó el texto final del borrador de la eventual nueva Constitución. Se esperaba que la ceremonia comenzara a las 10 de la mañana, no obstante, inició con un retraso de 35 minutos. Así, a las 10:35 horas, la presidente de la Convención dio inicio, con frases en mapuche, a la ceremonia de cierre. Sin embargo, los discursos develan la intención de limpiar la imagen del proceso constituyente, como también el hecho de cantar dos veces el himno nacional.

La ceremonia de cierre de la Convención Constitucional (CC) se realizó en el Palacio Pereira, que fue la sede del Congreso chileno entre 1876 y 1973, y sede de la CC. Tras las palabras de apertura de la presidente de la CC, se entonó débilmente el himno chileno por los presentes, momento en que se observó a convencionales e invitados con símbolos políticos (como el uso del pañuelo verde abortero, el alzamiento del puño izquierdo y mascarillas LGTBQ+). De fondo, se escucharon gritos que decían “revolución”, cuando se cantaba la última estrofa del himno. Mientras tanto, el presidente chileno, Gabriel Boric, aún no llegaba a la ceremonia.

En seguida, el vicepresidente de la Convención Constitucional, Gabriel Domínguez, dio su discurso de cierre, instalando una narrativa populista. Pues, sostuvo que, a propósito de que es homosexual, se enorgullecía de la propuesta constitucional porque incluye a las disidencias sexuales, a los neuro diversos, a los pueblos originarios, a personas con discapacidad, a las mujeres, a los ancianos y niños, porque según él han sido excluidos. Además, indicó que el proceso constituyente fue una “luz entre la oscuridad”. No obstante, reconoció que no era una varita mágica y que no solucionará los problemas de los chilenos, pero lo importante, a su juicio, es que es un texto “soberano”, escrito por el pueblo de Chile.

Por su parte, la presidente de la Convención Constitucional, María Elisa Quinteros, dio nuevamente un discurso en el que agradeció a quienes participaron en el proceso constituyente.

Habló de «más democracia«, lo que dialoga con las propuestas de los post-marxistas Ernesto Laclau y Chantal Mouffe que proponen avanzar hacia una Revolución Democrática, es decir, que no se niegue el mercado ni la democracia —pues, el mercado le sirve a la nueva izquierda como plataforma para diseminar su discurso, tal como las distintas aplicaciones de películas han sido serviles a esto; y que ya no quieren la dictadura del proletariado, porque proponen radicalizar la democracia a través de la horizontalidad de las asambleas y concejos—.

Asimismo, la presidente de la CC enfatizó que es una propuesta feminista y con enfoque de género, que honra la naturaleza, que releva al Estado un lugar más protagonista. O, dicho de otro modo, se desplaza a la persona humana y que el Estado debe estar al servicio de ella.

Además, la presidente de la Convención usó un broche de la bandera chilena con un diseño fragmentado, que es el mismo que está plasmado en la portada del proyecto constitucional. Si bien, este diseño para las izquierdas refleja la “diversidad” de los chilenos, no cabe duda que devela la intención de las izquierdas de fragmentar y molecularizar —término acuñado por los izquierdistas post-estructuralistas Deleuze y Guattari, que apunta a la realización de una micropolítica, al nivel de los deseos y subjetividades, apelando a la deconstrucción—. Desde luego, es un símbolo que, en lugar de unir a los chilenos, busca dividirlos aún más.

Con todo, y siendo las 11:11, llegó Gabriel Boric a la ceremonia. En la entrada, saludó a convencionales izquierdistas, momento en que Ruth Hurtado, convencional de derecha, entregó al presidente chileno unos pasajes para que visite La Araucanía y conozca a las víctimas de la insurrección mapuche en la zona.

Luego, Boric dió un breve discurso para convocar al referéndum que se realizará el próximo 04 de septiembre, en el que sostuvo que “será nuevamente el pueblo quien tendrá la última palabra sobre su destino”. Al mismo tiempo, dijo que el plebiscito y su resultado no debe ser un juicio a su Gobierno. La ceremonia cerró con la entonación, por segunda vez, del himno nacional, situación extraña por parte de la CC, quien siempre buscó imponer la bandera y símbolos mapuches sobre los chilenos.

Indudablemente, el cierre de la Convención Constitucional trató de blanquear el pobre desempeño que tuvo durante este último año, pues estuvo lleno de polémicas y rencillas internas. A modo de recuerdo, tenemos los casos de:

-El uso de corpóreos de Pikachu y de un dinosaurio por parte de convencionales;

-Del engaño del convencional Rodrigo Rojas Vade a los chilenos (conocido como Pelao Vade, quien dijo que tenía cáncer para salir electo, pero se descubrió que era mentira al igual que su declaración de patrimonio);

-La disolución de La Lista del Pueblo tras innumerables escándalos;

-El canto con guitarra de un convencional entonando “Pluri-Chile es tu cielo azulado”;

-La censura de fundaciones de derecha en participar del debate constituyente;

-Se pronunciaron numerosas veces sobre la liberación de los mal llamados “presos políticos” de la revuelta;

-No llevaban ni un mes de ejercicio, y los convencionales izquierdistas pidieron más asignaciones.

Por otro lado, se aprobaron una serie de iniciativas que representan un completo retroceso para el país, como por ejemplo:

-El aborto libre y sin límites de fecha, porque será la ley que “regulará” posteriormente esta materia, pero esto no implica necesariamente que lo limite;

-Educación Sexual Integral que busca adoctrinar y sexualizar desde la edad parvularia con el enfoque de género.

-Desmilitarizar las policías y limitar las actuaciones de las Fuerzas Armadas y de Orden.

-Pone fin a los derechos de aprovechamiento de agua, lo que otorga incertidumbre a los agricultores.

-Se impulsa un parlamentarismo unicameral de facto.

-Se aprobó el voto para los menores de edad entre los 16 y 18 años, y se crea un distrito especial para que los chilenos residentes en el extranjero puedan elegir un escaño en el Congreso de Diputados.

-Hay debilitamiento del derecho de propiedad y ausencia de la propiedad sobre la vivienda.

-Se pone fin a la propiedad sobre los ahorros previsionales.

-Se acaba el derecho a elegir en materia de salud.

-Se genera una fragmentación jurídica del país, pues, cada región y comuna autónoma contarán con sus propios estatutos.

-Entre numerosos otros casos.

En definitiva, la propuesta constitucional representa un completo retroceso para Chile. En caso de aprobarse, sería la cuarta Constitución más larga del mundo con 388 artículos, después de las de India (448 artículos), Bolivia (411 artículos) y Colombia (380 artículos más 67 transitorios). Además, sería la más nueva, distanciándose de las constituciones del Reino Unido (tiene 807 años) y la de Estados Unidos (233 años de antigüedad).

Además de lo anterior, la CC entregó el texto constitucional definitivo en un momento en que la moneda chilena se ha devaluado de manera alarmante, y las tasas de criminalidad y violencia se han disparado. Y, como si fuese poco, el Gobierno presentó —el viernes pasado— la Reforma Tributaria que aumenta el impuesto a la renta, pone impuesto a la riqueza y crea un nuevo royalty minero, desincentivando la inversión en el país. La Reforma Tributaria busca recaudar cerca del 4% del PIB nacional, con el fin de poder financiar el populista y deconstruccionista programa de Boric.

En conclusión, el paupérrimo proceso constituyente y las continuas y malas decisiones del Gobierno de Boric se ven reflejados en los distintos sondeos de opinión. La Encuesta Cadem publicada el domingo 03 de julio sostuvo que la opción “Rechazo” la nueva Constitución se impone con un 51% de adhesión, mientras que un 34% va por la opción “Apruebo”. Por su parte, la desaprobación del presidente Boric continúa al alza, ya que un 62% de los chilenos rechaza su gestión.

Lo anterior no debiese ser una sorpresa, pues el proceso constituyente se erigió desde la más violenta insurrección, fracturando y polarizando a los chilenos, creando incertidumbre en el país. Asimismo, el Gobierno de Boric se ha destacado por sus constantes malas decisiones que afectan la calidad de vida de los chilenos.

Tal como sostiene el argentino Agustín Etchebarne,“es fácil ser comunista en un país libre, pero es difícil ser libre en un país comunista”. Es por esto que muchos de los que querían una nueva Constitución han señalado que con el texto constitucional final rechazarán el próximo 4 de septiembre. Así, el Rechazo se levanta como una opción transversal que reúne desde la derecha hasta el centroizquierda, incluyendo independientes, mientras que el Apruebo es una alternativa solo para la extrema izquierda.