Por Claudio Arqueros
De la entrevista publicada el miércoles por este medio a Rodolfo Yanzón, abogado de Galvarino Apablaza, acusado de ser autor intelectual del asesinato del senador Jaime Guzmán, se pueden hacer al menos tres breves afirmaciones. Primero, que tanto su ironía como su activismo lo definen más como un activista que como un hombre de Derecho. Segundo, que su convencimiento de que Apablaza es un perseguido político, incluso por gobiernos democráticos (como el de Gabriel Boric), importa una ignorancia, desprecio por nuestras instituciones judiciales y políticas, y contravienen el mayoritario reconocimiento internacional a lo que se conoció como nuestro exitoso proceso de transición a la democracia. Finalmente, Yanzón desconoce que si de algo se trata la democracia es de su dinamismo. El estatus de Apablaza puede cambiar, así como está sucediendo en Argentina.