Por Carolina Neumann
¿Inseguridad? ¿Cambio de hábitos? Es lo que se conversa cotidiana y transversalmente en cada rincón de Chile. La reciente encuesta CEP revela una inquietante realidad. El 57% manifiesta preocupación por la delincuencia y los robos, con un marcado temor entre las mujeres. Un 90% de ellas están preocupadas de ser víctimas de delitos violentos.
A esta situación se suma un incremento en los casos de mujeres que reportan haber sido drogadas en bares y discotecas en diversas comunas del sector oriente de la Región Metropolitana. Esta sensación de vulnerabilidad solo se ha ido acrecentando, mostrando la incapacidad del Estado (a todo nivel) y su verdadera derrota frente a estos delitos.
Es crucial que se tomen medidas urgentes para proteger la integridad y seguridad de las personas, y particularmente de las mujeres. Las autoridades y los operadores de bares y restaurantes deberían establecer un plan de coordinación efectivo con los equipos de seguridad ciudadana municipal. Esto incluye vigilancia y protocolos para identificar y actuar ante comportamientos sospechosos.
La colaboración entre los establecimientos nocturnos y la seguridad pública es esencial para crear un entorno seguro y proteger a todos los que desean disfrutar de la vida nocturna. La seguridad para las mujeres, sobre todo, debiera ser una prioridad. Solo con un esfuerzo conjunto podremos garantizar que cada una pueda salir con confianza y tranquilidad.