El miembro del directorio de la Fundación Jaime Guzmán, señor José Antonio Kast, fue víctima de una cobarde agresión por un grupo de universitarios. Repudiamos y condenamos enérgicamente esta acción, así como los solapados intentos por justificarla que se han expresado por algunos actores de la sociedad chilena. Más grave aún es que estas expresiones violentas surjan en una universidad, es decir, el espacio que por antonomasia debiera ser expresión de la diversidad de ideas y del debate racional.
La intolerancia y el odio que originan la violencia política, parten escudándose en el anonimato de las redes sociales y luego van escalan hasta llegar a la agresión física e incluso a su justificación política. Preocupa profundamente que aún existan personas en nuestro país que consideran legítimo el uso de la violencia para acallar la legítima expresión de ideas. Jaime Guzmán fue víctima precisamente de ese odio e intolerancia y lo pagó con su vida.
La violencia política debe ser rechazada de plano, sin matices ni ambigüedades, pues si se anida en la sociedad va erosionando la convivencia y el estado de derecho hasta socavar las bases del comportamiento democrático.
Jorge Jaraquemada, La Segunda, 22 de marzo de 2018