“Es esa autoridad moral que da el martirio, la fidelidad a los principios más permanentes, el verdadero y desinteresado servicio público y su fuerza creadora, lo que transformó a Jaime Guzmán en una persona que trasciende su época y sus circunstancias. Ahí radica el núcleo vivo de su legado que es reconocido por tantas y tantas personas, muchas de las cuales ni siquiera lo conocieron, y que explica que (…) muchos continúen reuniéndose para recordarlo y para revitalizar su compromiso con los ideales de amor a Dios y a la Patria.”
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