No podemos desconocer que la agenda de fortalecimiento y transparencia de la democracia traducida en la ley 20.900 proponía objetivos concretos que están muy lejos de cumplirse. En la elección de concejales, que es la elección donde existen menos restricciones para presentar listas separadas de los pactos de concejales, donde los partidos y movimientos pueden presentar más de un candidato y donde se mide el resultado de las fuerzas políticas, las nuevas reglas no parecen haber ofrecido un espacio ni en mayor equidad a la hora de acceder a los cargos de votación popular, ni favoreció el recambio de alcaldes ni menos el potenciamiento de las fuerzas emergentes en busca de la conquista de nuevos espacios que tuvieran respaldo de la ciudadanía.
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