Desde hace varios años la educación ha estado en el centro del debate político. Sin embargo, el triunfo parlamentario de varios dirigentes estudiantiles augura un protagonismo todavía mayor. Las candidaturas de izquierda convergen en un diagnóstico tan errado como categórico: la culpa la tiene un modelo educativo neoliberal y “segregador”, que ha consagrado la educación como un bien de mercado. La solución propuesta es alarmante: llegó la hora de consagrar al Estado como el gran educador, dejando atrás su rol subsidiario. La educación hoy, parece estar en una compleja encrucijada.
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