En los últimos quince años, el mundo se ha visto sorprendido por una nueva forma de entender la agricultura, derivada de los avances de la biotecnología moderna. Esta técnica ha permitido el cultivo de especies genéticamente modificadas que permitirán incorporar más nutrientes y aumentar la producción por hectárea, convirtiéndose en una herramienta para la lucha contra el hambre. Nuestra legislación se rige únicamente por normas reglamentarias que permiten la importación y el cultivo de los vegetales transgénicos, pero impiden la comercialización interna de aquellos producidos en Chile, los que sólo pueden exportarse, con un claro perjuicio para los productores nacionales.
