Cuestiona la “unanimidad” del pacto tributario y sobre el margen para negociar en educación, responde categórico: “¡Ni uno!”.
“Es cuestión de tiempo”. El ex senador y ex timonel UDI, Jovino Novoa, no muestra ansiedad ante lo evidente: “La Nueva Mayoría, sin mayor esfuerzo, va a tener votos para todos los proyectos que quiera, eso no lo podemos cambiar hasta la próxima elección”. Para él sí es clave que en la agenda económico-social la oposición sintonice con un “país que no está dispuesto a que experimenten con él”, y una de sus mayores preocupaciones es educación, donde ve cero margen de negociación.
Novoa espera que se replique lo que ocurrió en materia impositiva, donde “por primera vez una reacción de la ciudadanía frente a un aumento de impuestos obliga al Gobierno a reformular el proyecto. Aunque sigue siendo malo y vamos a pagar las consecuencias mucho tiempo”.
-¿Usted no habría firmado ese protocolo tributario?
-En política uno hace lo que puede. A lo mejor habría firmado, no lo sé, para qué nos ponemos en hipótesis. Desde la tribuna uno tiene que tener cuidado para juzgar las decisiones que se toman.
-¿No era mejor restarse?
-A lo mejor. Hubo que apreciar si se hacía el control de daños, o si la Concertación aprobaba el proyecto más malo. No tenemos votos para detener esto.
Tengo dudas y probablemente hubiera preferido que no se le hubiera dado la unanimidad, no sólo porque el proyecto sigue siendo malo, sino porque no escuché en el debate “por qué se van a dar 8 mil y tantos millones de dólares más a un gobierno que no nos dice para qué va a usar esa plata”. ¿Por qué hubo que aceptar que el crecimiento del gasto público era bueno? Si se hubiera condicionado esto a saber exactamente cómo se iba a gastar la plata en materia de educación…
-¿Faltó habilidad negociadora?
-Hubo habilidad para separar los temas de parte del Gobierno.
-Y debilidad de la Alianza.
-No, porque la Concertación tiene los votos.
El país este año va a crecer al 2,5% y probablemente muchas personas van a comenzar a tener situaciones económicas más complejas. Lo único que pediría es que las responsabilidades sean asignadas a quienes impulsaban estos cambios tributarios, y no a los que hicieron el control de daños.
-¿Qué más puede hacer su sector para posicionarse?
-Que la oposición haga un planteamiento y que la ciudadanía tenga esa misma opinión mayoritaria, viene a compensar el poco poder político por no tener los votos en el Parlamento y obliga al Gobierno a rectificar. Creo que va a ocurrir en el tema educacional con mayor fuerza.
“El lucro regulado es una tontera”
-El ministro Eyzaguirre emplazó a la oposición a transparentar su postura sobre el lucro.
-Si nosotros somos partidarios de la libertad de educación, el beneficio por el trabajo que hacen los actores privados se llama utilidad o lucro.
-¿Ese punto es intransable?
-Es intransable, porque es lógico que sea así. Y es lógico además que a las personas que no tienen ingresos suficientes y que requieren ayuda del Estado, se les dé la posibilidad de elegir dónde van con esa subvención: si a un establecimiento municipal o a uno particular subvencionada. La plata no es del señor Eyzaguirre; los chilenos son los dueños de los fondos que administra el Gobierno.
Esa libertad de los padres es algo que la ciudadanía valora. Y si esa persona tiene la posibilidad de hacer un copago de $20 mil o $30 mil para que la educación de su hijo sea mejor, quién le va a quitar ese derecho. Entonces, para mí son intransables, porque dicen relación con la libertad de las personas.
-¿Y un lucro regulado?
-Cuando hay 10 mil establecimientos educacionales, el lucro regulado es una tontera. Lo único que tiene que regularse es la calidad de la educación.
El trasfondo de lo que quiere hacer Eyzaguirre es que si el colegio es bueno, si la gente lo elige y si, por lo tanto, tiene utilidad, que pase a ser pagado, para que los más pudientes puedan tener educación; y si no es muy bueno, que pase a público.
-Entonces, ¿qué margen de acuerdo hay?
-¡Ni uno! Yo creo que no, y por eso la UDI le pidió al Gobierno que retirara esos proyectos, que presentara otros.
Cuando un ministro dice que si hay un niño con patines y otro sin, él le quita los patines al que los tiene, él está reflejando que no le interesa mejorar al que está desnivelado; le interesa bajar al que está en mejores condiciones. ¿Y nosotros, vamos a aceptar eso para Chile? Uno podrá decir en impuestos dos puntos más, dos puntos menos, al final eso tiene efectos económicos; pero si uno empieza a decir “si tiene plata, tiene libertad para elegir los colegios; y si no la tiene, no tiene libertad”, no hay dos puntos más, dos puntos menos de libertad; o se cree en la libertad, o no se cree. Uno podrá transar en impuestos y hacer control de daños, pero en materia de libertad, ¿por qué aceptar que algunas personas la tengan y otros no? La libertad debiera ser para todos.