¿Qué plantea la Reforma Tributaria?

¿Qué plantea la reforma tributaria?

La Reforma pretende recaudar U$8.200 millones adicionales, que equivalen a tres puntos del PIB, lo que –según el gobierno– se logrará con un cambio en la estructura tributaria que aportará un 2,5 del PIB mientras que el restante 0,5 provendrá de medidas para reducir la evasión y la elusión.

La iniciativa se puede desglosar en las siguientes categorías, en las cuales se generaría un cambio en su estatuto actual:

  • Empresas: Se aumenta de 20% a 25% el impuesto a las empresas (lo que sólo por este concepto recaudaría alrededor de U$2.000 millones) y se elimina gradualmente el Fondo de Utilidades Tributarias (FUT). Además se elimina el DL 6000 que es un contrato mediante el cual se fijan condiciones para las inversiones extranjeras en el país.
  • Personas: El proyecto reduce de un 40% a un 35% el impuesto marginal a las personas, exceptuando al Presidente de la República, Ministros, Subsecretarios y Parlamentarios. Además, se ampliarían el tramo exento de 2ª Categoría.
  • PYMES: Para fomentar el desarrollo de estas empresas, el proyecto contempla un mecanismo de depreciación instantánea que permitirá reducir de sus impuestos las inversiones que realicen dentro del primer año.
  • Impuestos Verdes: Se grava el uso de tecnología ineficiente y contaminante a través de un impuesto a emisiones de fuentes fijas y a la importación de vehículos diésel de uso particular.
  • Impuestos Específicos: A los alcoholes y bebidas no alcohólicas con azúcar.
  • Timbres y Estampillas: Se dobla el impuesto (de 0.4% al 0.8%).
  • Evasión y Elusión: Se fortalecen las atribuciones del SII, la Tesorería General de la República y el Servicio de Aduanas. Además, incorpora en el Código Tributario una norma anti-elusión que establece responsabilidades al contribuyente como a sus asesores tributarios (abogados, por ejemplo).

 

¿Qué representa esto?

Más que una reforma tributaria estamos frente a un alza tributaria. El proyecto no contempla la revisión completa de la Ley de Rentas como tampoco los diversos estatutos tributarios que contemplan –entre otros– exenciones tributarias. Subsisten, por tanto, bolsones de inequidad.

En la práctica, esta es un alza del impuesto a las empresas del 20% al 35% ya que al tributar por las utilidades devengadas se tributará un 25% por el impuesto de 1ª Categoría y el 10% restante a través del impuesto Global Complementario.

Esta alza de impuestos desincentivará la inversión, no sólo por el alza del impuesto de 1ª Categoría sino particularmente debido a que la eliminación de FUT hará que sea indiferente invertir las utilidades o distribuirlas para el consumo, no para el ahorro.

Múltiple evidencia indica que mientras más altos son los impuestos, mayor es la evasión. Dado que estamos frente a un alza en los impuestos, es razonable pensar que la evasión aumentará.

Esta es una reforma para los bancos. Fomenta la inversión vía deuda en vez de hacerlo a través de la inversión de capital. La deuda es un gasto, el capital no. De tal modo que se desincentiva el ahorro y se fomenta el endeudamiento. Dado que las empresas tendrán menos dinero para invertir (el 65% de sus utilidades versus el 80% que tienen hoy) la diferencia deberán financiarla vía deuda. Por tanto, los grandes favorecidos son los bancos.

El alza en el impuesto de Timbres y Estampillas encarecerá el crédito. Así, será más caro para las familias obtener –por ejemplo– un crédito hipotecario para cumplir con el sueño de la casa propia.

Esta alza de impuestos nos hace menos competitivos como país. Al tener un impuesto real o tasa efectiva del 35%, será más atractivo invertir en otros países de la región.