Hay quienes piensan que los países se construyen en base a una batería de propuestas que, más que un programa sostenible en el tiempo, es un listado de las compras del mes en el supermercado de turno. Una mirada materialista y paternalista, que con el paso de la historia hemos visto cómo ha fracasado una y otra vez. Eluden a la persona, prescinden de ella, en la construcción de un todo omnipotente que con arrogancia cree saber las necesidades del país y de cada una de las personas que lo conforma.
Por otro lado, existen los proyectos trascendentes. Aquellos que confían en el rol del Estado, pero que también tienden puentes de colaboración con la sociedad y quienes la componen. Sin nombres propios ni regulaciones asfixiantes, sino que con confianza en que son ellos los que junto a otros son capaces de cambiar realidades. Esa es la tecla que tocó el Gobierno, a fines de octubre de este año, al presentar Compromiso País.
Compromiso País es un instrumento que, en un conjunto de mediciones y análisis de bases de datos estadísticas, determinó cuáles son los grupos más vulnerables del país. ¿Cuál es la importancia de esta herramienta? No solo lo mide en términos de carencias materiales, sino que además fija la mirada en los entornos y las limitaciones sociales y emocionales que vive cada uno de los 16 grupos identificados. Por ejemplo los niños y adolescentes que están bajo la protección del Sename, las mujeres que han sido víctimas de violencia intrafamiliar y no perciben ingresos propios o las personas con consumo problemático de alcohol y/o drogas, entre otros.
Pero para dar con el metarelato del proyecto debemos ver bien qué hay entre líneas, cuál es el tema que se esconde y que es transversal a estas 16 categorías. Y aquí encontramos el abandono y la soledad como la madre de todas las vulnerabilidades. Un niño en el Sename es un niño abandonado por su familia, una mujer violentada sufre a escondidas la soledad del ambiente que la rodea, y un adicto ha vivido un proceso de abandono por parte de quienes no se preocuparon a tiempo de su situación.
¿Quién es el encargado de acompañar? Aquí es importante seguir una cronología del por qué se producen estas vulnerabilidades, y es en este punto donde aparece la familia, núcleo fundamental de todas las sociedades y la primera encargada de atacarlas. El fortalecimiento institucional de esta es menester, y las políticas enfocadas en ella a estas alturas debiese ser el motor esencial de cualquier Gobierno de derecha que llegue a La Moneda.
Y aquí la relevancia de Compromiso País. No solo es un esfuerzo estatal, sino que compromete a la academia, a empresarios y a organizaciones sociales a hacerse parte de la solución. Señal más que relevante en la medida de que debemos combatir estas vulnerabilidades con ciudadanos activos y cautelosos, antes de que estos mismos se transformen en ciudadanos dependientes y vulnerables a un comportamiento fluctuante del Estado.