La economía chilena depende, en gran medida, de los mercados externos y, por lo tanto, de su apertura al comercio mundial. Así, el TPP-11 otorga una notable ventaja para los chilenos, cual es, además de extender un poco más su actual apertura en materia de importaciones y exportaciones, el aporte que significa en lo referente a la homogeneización de las reglas de comercio entre los países del bloque. Ello beneficiará especialmente a las pequeñas y medianas empresas quienes tendrán mayor facilidad para el intercambio internacional de bienes y, también, más información al respecto.
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