El alcalde de Renca afirma que el motivo del cambio de nombre de la Av. Jaime Guzmán, radica en que este produce odio y división, y a la vez, acusa al senador asesinado de ser “cómplice” del régimen militar. Sin fundamentar su acusación, sus palabras denotan prejuicio y un injusto daño a su figura.
Contrario a la opinión del alcalde, el reconocimiento más claro y masivo a Jaime Guzmán se expresó el día de su funeral, al que asistieron el Presidente Aylwin, el entonces ministro Ricardo Lagos, muchos representantes de distintos sectores políticos y un gran número de ciudadanos que lo despidieron por las calles de Santiago.
El alcalde no considera que la razón medular por la que Guzmán coopera con el gobierno militar no sólo está en el origen justificado de este, sino porque consideraba que su “deber moral era permanecer en el gobierno para colaborar al proceso de normalización y de institucionalización que permitiera superar los excesos en materia de derechos humanos y contribuir a que el régimen culminara en una plena democracia, como en 1973 se lo propusieron las Fuerzas Armadas.” En palabras del propio senador “el desenlace demuestra que no estaba equivocado”. Véase Jaime Guzmán: La otra visión, en El Mercurio de Santiago, 10 de marzo de 1991.
Finalmente, el alcalde parece desconocer la condena absoluta del senador a las violaciones a los derechos humanos, por ejemplo en Revista Cosas, Santiago, 11 de julio de 1985. Testimonios personales de esto abundan. Por eso considero más valioso transcribir el juicio de monseñor Alejandro Valech sobre Jaime Guzmán, quien no sólo reconocía su esfuerzo por contribuir a “procurar desde adentro corregir los errores de justicia social, tortura y otros atentados contra la vida”, sino que además consideraba que la decisión de cooperar con el régimen militar fue “una opción respetable”, pues “la calidad humana y espiritual de Guzmán es por todos conocida”, en La Segunda, 3 de diciembre de 2004.