Señora Directora:
En columna escrita en este medio, el profesor Renato Jijena insiste en sus críticas al proyecto que busca masificar el uso de la firma electrónica avanzada (FEA), que se tramita hace más de ocho años en el Congreso. Insiste, porque los argumentos son los mismos que esgrimió durante el debate legislativo de la iniciativa y no se condicen con la realidad.
Uno de los principales beneficios que producirá la masificación de la FEA es la reducción de costos para los usuarios. A modo de ejemplo, por sólo $950 se puede comprar una FEA, mientras que el costo en notaría es mayor y no se respetan los aranceles máximos legales. Además, no se considera el gasto en que incurre el usuario para desplazarse, en especial para los casi 1,5 millones de chilenos que no cuentan con una notaría en su comuna.
Por otra parte, no se busca reemplazar la función notarial, sino que agregar una nueva posibilidad a los ciudadanos, por lo que malamente se puede calificar de oligopolio a una alternativa que produce competencia en un mercado que hoy genera rentas monopólicas para los notarios.
Emiliano García B., Diario Financiero, 2 de febrero de 2021.