La “entrevista” realizada subrepticiamente a Hernández Norambuena, uno de los asesinos de Jaime Guzmán, burla el Estado de Derecho al desconocer la autoridad del Poder Judicial que lo juzgó y condenó. Su afirmación de que el asesinato de Jaime Guzmán fue “una operación justa, del punto de vista ético”, es deleznable y retrata perfectamente su pertinaz desprecio por los valores democráticos.
Pero tan grave como sus declaraciones es el espacio que le concedió La Red para difundirlas. Primero, porque la “entrevista” vulnera la Ley de Televisión, que obliga a los medios a respetar la dignidad de las personas, la democracia y la paz. Aún más, atropella la ética periodística, pues permite a un criminal confeso relativizar crímenes gravísimos de connotación terrorista. Segundo, porque en virtud de las casi dos horas que aportó La Red al intento de validación social de Mauricio Hernández Norambuena, permitiéndole justificar el asesinato del senador Jaime Guzmán e incluyendo otros testimonios en su apoyo, sería más riguroso y transparente hablar de “La noche de Hernández Norambuena”, en lugar de “entrevista”.