La Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados ha puesto en discusión el proyecto de reforma constitucional para modificar las atribuciones e integración del Tribunal Constitucional. Es un hecho que todas las democracias serias del mundo cuentan con mecanismos de control de constitucionalidad, estableciendo y reforzando la preeminencia de la Constitución como norma suprema.
Más allá de las buenas razones que existen para sostener la necesidad de contar con un control de constitucionalidad, es importante hacer notar que estando ad portas de la elección de la Convención Constitucional resulta más sensato que sea en dicha sede donde se discuta la existencia, atribuciones e integración del Tribunal Constitucional. No se trata de negarse a discutir, sino de postergar la discusión y entregarla a quienes tendrán por encargo discutir el régimen institucional de nuestro país.
Resulta algo sospechoso que se comience a discutir ésta iniciativa en el momento en que se ha azuzado por los medios y los propios parlamentarios una fuerte animadversión contra el Tribunal Constitucional por las causas sobre las que debe pronunciarse y en las que ha habido fuertes declaraciones públicas por parte de parlamentarios contra el propio Tribunal. Más bien, lo que corresponde a nuestro juicio, no es discutir tanto sobre la modificación de la Constitución estando a días de la elección de constituyentes, sino en ejercer el cargo de parlamentario con lealtad a las normas vigentes y evitar el engolosinamiento populista que lleva a tener las normas constitucionales como mero marco de referencia y no como normas obligatorias.
Emiliano García, 27 de abril de 2021, La Segunda