Las agresiones a José Antonio Kast en la Universidad Arturo Prat de Iquique merecen el repudio de toda la ciudadanía y es preoucupante para nuestra convivencia democrática por varias razones. Primero, porque develan que la violencia sigue siendo considerada y practicada como un método legítimo de acción política por parte de grupos de izquierda.
También, porque aún algunos la avalan solapadamente, adornando sus declaraciones de rechazo con un “pero” o un “sin embargo”. Y quienes lo hacen son los mismos que la perpetúan en la sala de clases, asambleas y espacios públicos universitarios, en los que acallan al que piensa distinto con apelativos que amarran a quienes disienten. Finalmente, preocupa que la violencia se ejerza en distintos campus universitarios, cuyo fin es exactamente el contrario, cual es buscar la verdad y la solución de diferencias por medio del uso de la razón dialogante.
Pero que no sorprenda esta actitud, porque los que hoy golpean al que está en la vereda opuesta, hace 27 años justificaron en democracia la muerte de un senador electo por la ciudadanía.
Francisco Ramírez, La Tercera, 23 de marzo de 2018