Boric reestructura su gabinete después del varapalo en el plebiscito constitucional

Por Daniela Carrasco

Publicado en La Gaceta, 7 de septiembre de 2022

 

62% de los chilenos rechazaron la propuesta de constitución de la Convención Constitucional chilena el domingo pasado, lo que significa —de momento— un freno a los ánimos refundacionales y deconstruccionistas del izquierdismo. Este contundente fracaso es también la derrota del gobierno del presidente Boric.

Por ello, durante la tarde del día martes, realizó un cambio de gabinete para demostrar un supuesto giro hacia la moderación. No obstante, rápidamente dicha tesis se contrasta cuando Boric continúa validando al Partido Comunista dentro del Comité Político. Asimismo, insiste en que el proceso constituyente debe continuar, a pesar de que la opción “Apruebo” solo obtuvo 38% de respaldo ciudadano.

Por primera vez, el domingo 4 de septiembre, Chile tuvo una elección con voto obligatorio e inscripción automática —previamente, Chile tuvo voto obligatorio, pero con inscripción voluntaria y, luego, voto voluntario con inscripción automática—. Más de 15 millones de chilenos estuvieron llamados a las urnas, y del padrón total, un 86% de ellos asistió al plebiscito del pasado domingo. Así, el plebiscito de salida fue una jornada histórica e inédita.

Y si bien las distintas encuestas y estudios de opinión sostenían que el “Rechazo” tenía mayores probabilidades de ganar, no se esperaba que lo hiciera con 24 puntos de diferencia. Los sondeos más optimistas establecían unos 10 puntos de ventaja para la opción “Rechazo”.

A esta altura, no cabe duda el por qué los chilenos rechazaron contundentemente dicha propuesta constitucional: desde el mismo desarrollo del proceso constituyente —recordemos que la primera medida en la que se pronunció la Convención Constitucional fue demandar la liberación de los mal llamados “presos políticos de la revuelta”—; convencionales se negaron a cantar el himno nacional en la ceremonia de instauración de dicho órgano; impulsaron la cancelación de quienes piensan diferente; acentuaron las mentiras y las mismas rencillas entre ellos; el mismo texto, que develaba ánimos refundacionales y radicales, desplazando de su centro a la persona humana y su dignidad y libertad.

En la misma línea, este fracaso es también parte del gobierno de Boric, quien junto a su gabinete fueron parte activa de la campaña del “Apruebo”. Esto se observa en:

-La Contraloría estableció que Giorgio Jackson sí estaba cometiendo intervencionismo electoral.

Las numerosas malas decisiones políticas y de los escándalos del Gobierno frenteamplista —entre las últimas encontramos la confirmación del contacto con el grupo insurreccional mapuche de la CAM—.

-Líderes del “Apruebo” emitieron discursos y dichos escandalosos. Por ejemplo, que las “encerronas” en autopistas se realizan solo en sectores de buen nivel socioeconómico, como una manera de justificar dichos actos delictuales.

-Igualmente, los shows que promovieron en sus cierres de campaña, como la performance de corte pornoterrorista, de la banda travesti “Las Indetectables”, que profanaron la bandera chilena a plena luz del día en presencia de familias y niños.

A pesar de todo lo expuesto, en la noche del domingo, tanto desde el Gobierno como desde el comando del “Apruebo”, no efectuaron autocríticas a su proyecto radical, lo que explica su fracaso.

Boric, por su parte, llamó a continuar con el proceso constituyente a pesar de que el “Rechazo” ganó con el 62%. Mientras que exconvencionales y figuras de las izquierdas sostuvieron —en un pobre análisis que denota que su sesgo ideológico los nubla de la realidad— que su derrota se explica porque las derechas emitieron fake news y desinformación sobre la propuesta constitucional.

Con todo, desde el lunes 5 de septiembre, las izquierdas que impulsaron el “Apruebo” se vieron completamente vencidas, porque el plebiscito era “la madre de todas las batallas”. Por ello, Boric hizo un cambio de Gabinete la tarde del martes, a 180 días de asumir la presidencia, modificando a cinco de sus ministros.

Evidentemente, se esperaba la salida de Izkia Siches, quien fue titular del ministerio del Interior, y protagonista de seguidas e innumerables polémicas. En su lugar llegó Carolina Tohá (Partido por la Democracia, PPD), quien fue vocera del primer Gobierno de Bachelet, alcaldesa de la municipalidad de Santiago y desde esa época está enjuiciada por irregularidades de financiamiento por más de 300 millones de pesos. Además, su padre José Tohá fue ministro del Interior del gobierno de Salvador Allende.

Giorgio Jackson, mano derecha de Boric, dejó el ministerio Secretaría General de la Presidencia (Segpres), y en su lugar llegó Ana Lya Uriarte (Partido Socialista), exministra del primer Gobierno de Bachelet. No obstante, Jackson continúa en el Gobierno, pues liderará el ministerio de Desarrollo Social y Familia. En el ministerio de Energía también hay cambio, pues ingresa Diego Pardow, quien estaba en el famoso “segundo piso” —conocido por estar compuesto por estrategas políticos”—; en Salud ingresa Ximena Aguilera; y en el ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, se suma Silvia Díaz (PPD).

No obstante, el cambio de mando estaba programado para las 12 del día martes, pero sufrió un retraso de una hora y media. Pues, inicialmente estaba estipulado que ingresaría Nicolás Cataldo, del Partido Comunista, en la subsecretaría del Interior. Pero rápidamente surgieron comentarios de él en Twitter, reflejándose que hablaba en contra de Carabineros, por lo cual tuvo que ser desechado. Luego, sonaba el nombre de Claudio Urquízar, también del Partido Comunista, pero finalmente se decidió mantener en dicho puesto a Manuel Monsalve, socialista.

Hubo una modificación de quienes integrarían el Comité Político: si bien se mantienen Interior, Hacienda, Segpres, Secretaría General de Gobierno (Segegob), el ministerio de la Mujer y Equidad de Género, Boric sumó la cartera del Trabajo. Es decir, en el Comité Político habrán dos líderes del Partido Comunista: Camila Vallejo (Segegob) y Jeannette Jara (Trabajo), y será mayormente femenino, ya que solo estará en él un hombre (Mario Marcel de Hacienda).

Por tanto, si bien un análisis incipiente puede sostener que el ingreso de ministras como Tohá y Uriarte hacen un guiño al bacheletismo, lo que sería un giro a la moderación (para el Frente Amplio), esto rápidamente se contradice cuando el Partido Comunista tendrá a 2 de los 6 representantes del Comité Político. Además, la intención de poner a Cataldo en la subsecretaría del Interior devela que los ánimos refundacionales y radicales continúan en el Gobierno.

En definitiva, es momento de que el Gobierno de Boric realmente empiece a gobernar, porque hasta el momento ha sido un completo fracaso en dicha materia. Y, al parecer, insiste en que sea así. Porque incluyó a líderes del bacheletismo que, finalmente, también son parte de los sectores que fracasaron en el plebiscito, porque el bacheletismo también apostó por el “Apruebo”.

O, dicho de otro modo, se ve en la nueva composición del Gobierno dos sectores derrotados el pasado 4 de septiembre: el bacheletismo y la extrema izquierda reflejada en el Frente Amplio y el Partido Comunista. Por tanto, si el Gobierno de Boric quería mostrar moderación con este cambio, evidentemente no lo logró.