Por Teresita Santa Cruz
Publicado en Stakeholderz, 24 de julio de 2022
En el contexto del debate constitucional, el Senado ha adoptado un rol protagónico en la discusión acerca de los quórum para modificar la actual Carta Fundamental. Así, surgió la iniciativa de los senadores Araya, Flores, Rincón y Walker de rebajar el quórum de reforma a los 4/7 de los diputados y senadores en ejercicio con la finalidad de facilitar las modificaciones a la Constitución vigente, pero a la vez manteniendo una exigencia de mayores consensos al interior del órgano legislativo.
Si bien el proyecto fue aprobado por unanimidad en la Comisión de Constitución del Senado – con la ausencia del senador socialista Alfonso De Urresti – su discusión fue postergada la semana pasada tras la solicitud de segunda discusión hecha por el senador de Revolución Democrática Juan Ignacio Latorre, quien afirmó que sospechaban de la intencionalidad del mismo acusando una operación de quienes apoyan la opción “Rechazo” en el próximo plebiscito constitucional.
No deja de llamar la atención que el mismo sector que ha criticado fervientemente los quórum supramayoritarios hoy quiera trabar la posibilidad de rebajarlos, más aún, cuando la propuesta de la Convención Constitucional establece exigencias aún más altas que los 4/7 propuestos en el Senado para su modificación. No olvidemos que el borrador constitucional establece que, previo al 2026, las normas requerirían el voto conforme de 2/3 de los diputados y senadores en ejercicio para su reforma, o bien 4/7 y un plebiscito ratificatorio. Posterior a dicha fecha, una vez constituido el nuevo Congreso según las disposiciones de la propuesta constitucional se requerirían, a lo menos, 4/7. A esto se suma la exigencia general de consentimiento previo, libre e informado de los pueblos originarios para las materias o asuntos que les afecten en sus derechos constitucionales, tales como escaños reservados, autonomías territoriales indígenas, entre otros.
Siguiendo la misma lógica del senador, ¿cuáles son las verdaderas intenciones detrás de la postergación de la discusión? ¿Existe una verdadera intención de avanzar en esta reforma, o en realidad lo que buscan es asegurar estos nuevos cerrojos que contiene la propuesta constitucional?
La reticencia de algunos sectores políticos de abrir la discusión acerca de la rebaja de los quórum levanta serias dudas sobre si sus críticas persistentes eran realmente genuinas, o si bien eran funcionales a intereses que hoy se encuentran plasmados en una propuesta constitucional hecha a su medida.