Chile sin HidroAysén
Extracto del artículo publicado en el número 328 de Revista Capital (20 de julio al 02 de agosto de 2012). Por Fernando Vega.
Preguntamos a los centros de pensamiento más influyentes del país qué nos espera si finalmente los grandes proyectos de generación eléctrica, entre ellos HidroAysén, el más emblemático, no se construyen. Aunque los pronósticos no son alarmantes, todos coinciden en que se necesita aumentar la oferta y mejorar la diversificación. Mientras tanto, el tiempo corre y la demanda por electricidad crece.
Lo que empezó como un hecho aislado terminó convirtiéndose en tendencia: hoy casi 20.000 millones de dólares en proyectos energéticos están paralizados debido a la judicialización de los procesos, producto del rechazo de las comunidades o de grupos ambientalistas.
Se trata de una situación que tiene al gobierno y al sector empresarial en alerta ante el posible escenario de que llegue un momento en que la escasez –y alto precio– de la energía complique el desarrollo del país.
Según un sondeo presentado en abril por la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), en Chile hay 12 mil megawatts de proyectos energéticos paralizados. Las dificultades afectan a todo tipo de iniciativas: desde fuentes convencionales a no convencionales.
Entre los proyectos de mayor envergadura que hoy se encuentran detenidos destacan la hidroeléctrica HidroAysén, que aportaría 2.750 MW; las termoeléctricas Castilla, con 2.100 MW, y Punta Alcalde, con 740 MW.
Mientras para algunos la normativa ambiental está tan mal diseñada, porque permite a las comunidades y grupos de presión frenar las iniciativas que amenacen su calidad de vida, otros consideran que falta liderazgo gubernamental para acometer estos proyectos.
Ante este escenario recurrimos a los llamados think tanks, los centros de estudio o pensamiento de distintas tendencias que, con sus análisis y estudios, influyen en la discusión sobre todo a nivel político, para conocer su diagnóstico.
Les preguntamos qué nos espera si finalmente los grandes proyectos de generación eléctrica no se construyen. Estas son sus respuestas:
FJG: “el principal problema es la dependencia”
Según el director ejecutivo de la Fundación Jaime Guzmán, Jorge Jaraquemada, debido a que en el mediano plazo no se avizora una transformación que permita una sustitución masiva de los combustibles fósiles, el principal problema de Chile es la dependencia que le ocasiona ser un país importador neto de recursos energéticos.
“En consecuencia, es urgente avanzar en la diversificación de nuestra matriz energética, teniendo en cuenta que, siendo un país
que posee abundantes recursos hídricos, la generación hidroeléctrica es una opción imposible de eludir”, explica.
Sostiene que el costo de la energía se ha convertido en un factor de competitividad cada vez más relevante que puede hacer que industrias completas dejen de ser rentables. “Al ser un importador neto de petróleo, Chile se ve afectado por su precio internacional que, en los últimos años, se ha elevado mucho. Adicionalmente, la matriz energética de nuestro país ha cambiado significativamente en las últimas dos décadas: mientras en 1994, el 83% de la capacidad instalada era hidroeléctrica y sólo el 17% era termoeléctrica, actualmente esa relación se ha invertido”, aclara.
Por ello se pregunta por qué los movimientos ambientalistas no se alzan con la misma fuerza en contra de los combustibles fósiles. “Como en todas las actividades económicas, el mercado es la opción más acertada y segura para lograr una diversificación de su matriz, la que permita contar con energía segura, limpia y lo más barata posible, sin perjuicio de marcos regulatorios transparentes, técnicos y eficientes. Con ese énfasis habría una permanente preocupación por la infraestructura para atender eficazmente el incremento de la demanda, estabilidad en las reglas del juego, menos distorsiones y más competencia por ofrecer energía segura y a precios moderados”, asevera.