El secreto bancario no surgió para privilegiar a los que tienen “algo que esconder”, como se ha sugerido de manera sibilina, sino como resguardo de la privacidad.
Columnas
Ad portas de cumplirse cinco años del 18-O y el tropel de violencia que le siguió, el mensaje más importante que debería dar La Moneda a la ciudadanía se refiere a su compromiso con la democracia y el Estado de Derecho.
El pasado 1 de julio se hizo efectivo el alza en las cuentas de la electricidad, generando grandes incertidumbres respecto a su magnitud.
Hace unos días, la directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos afirmó que en Chile no hubo violaciones sistemáticas a los derechos humanos durante el período que siguió al 18-O. Sus declaraciones, inversas a las que afirmaba con fuerza hace cinco años, son otro giro, en una larga lista, a los que la realidad, el pragmatismo y el oportunismo político han empujado al oficialismo en sus definiciones.
A estas alturas es necesario precisar: la política exterior de Chile la fija el estado de ánimo, la cercanía ideológica y los afectos del Presidente.
La violencia que ayer avalaron hoy los atrapa con sus consecuencias y frente a la corrupción -apoyada por el partido que el Presidente se encarga de victimizar de cuando en cuando- sólo se guarda silencio. Ya no queda épica posible.
A pesar de las expectativas que algunos aún guarden en torno a los contenidos del discurso que emitirá este sábado el presidente Boric en su tercera Cuenta Pública, es legítimo adelantar que, en virtud del diseño político tejido por el propio mandatario y su coalición, bien haría el Gobierno en renunciar a esas pretensiones —si es que las tiene— y enfocarse en administrar su derrota.
Con ocasión de los 20 años del intercambio entre Joseph Ratzinger con Jürgen Habermas, el pasado 8 de abril tuvo lugar el diálogo “Razón y religión en el debate público chileno”,
Necesitamos mejores políticos, formados en un clima moderado y cuyo horizonte sea el bien común antes que cada ideología. Sólo así desataremos los nudos que agobian la vida cotidiana de los chilenos.
Si algo deberíamos aprender de todos los procesos políticos que ha vivido Chile en el último tiempo, es que los chilenos queremos tener derecho a elegir y no ser “traspasados” por el Estado de un lado hacia otro.
El condonar la deuda, además de ser injusto para todos los que se esfuerzan mes a mes por pagar las altas cuotas, es fomentar una sociedad inmadura, irresponsable, carente de deberes y exigencias, perdiéndose la perspectiva que el individuo en definitiva es la sociedad y su aporte en todas las dimensiones.
De la entrevista publicada el miércoles por este medio a Rodolfo Yanzón, abogado de Galvarino Apablaza, acusado de ser autor intelectual del asesinato del senador Jaime Guzmán, se pueden hacer al menos tres breves afirmaciones.
Nuestro sistema político está dañado desde hace tiempo y necesita ser reformado con urgencia.
Con todo, la posición del primer mandatario solo puede cobrar credibilidad si todo colaborador cercano y alto funcionario de los que consta que se rindieron ante la representación de odio a la autoridad policial realizan un mea culpa que constate un cambio de opinión al respecto.
Luego del apoyo del presidente Gabriel Boric a Carabineros tras el crimen de tres funcionarios en Cañete, el director ejecutivo de la Fundación Jaime Guzmán critica las frases y símbolos pronunciadas por miembros actuales del Gobierno durante el estallido social.