El lunes, sin mediar una discusión interna real, la Confech emitió un comunicado relativo al proceso constituyente y el plebiscito de salida, notificando que apoyará la opción “Apruebo”.
Columnas
Mientras desde algunas izquierdas han emergido voces que promueven la idea de aprobar el texto propuesto por la Convención para luego reformarlo o mejorarlo, desde el PC, el senador Daniel Nuñez, de un plumazo, le quita el piso a dicha opción y señala —con una sinceridad que se agradece— que no ve «prioridad en cambiar cosas de la nueva Constitución».
Un informe de la FNE de diciembre de 2021 dio cuenta de eventuales irregularidades en el mercado del gas. Estas se ampararían en un artículo transitorio incorporado durante la tramitación de una modificación a ley sobre servicios de gas por el gobierno de la Presidenta Bachelet y el ministro Máximo Pacheco.
El cambio de tono de la Convención Constitucional entre su inauguración y su cierre fue asombroso. Sorprende que los mismos que abuchearon el himno nacional mientras le gritaban a una funcionaria pública que solo hacía su trabajo, ahora lo canten no solo una, sino que dos veces en el lapso de una hora, y agradezcan a las mismas instituciones que insultaron.
El lunes 4 de julio la Convención Constitucional chilena entregó el texto final del borrador de la eventual nueva Constitución […] los discursos develan la intención de limpiar la imagen del proceso constituyente, como también el hecho de cantar dos veces el himno nacional.
La propuesta constitucional acaba de adoptar su forma definitiva luego que las comisiones de normas transitorias y de armonización plantearan al Pleno de la Convención Constitucional sus sugerencias y éste se pronunciara, en definitiva. En todo caso, estas instancias no salvaron ninguna de las inquietudes que, a juicio nuestro, posee el borrador con relación a los temas más cruciales y polémicos.
Después del triunfo en las elecciones presidenciales de diciembre, Gabriel Boric se dedicó a cargar de símbolos cada una de sus apariciones en público. Cada vez que el joven presidente, entonces electo, intervenía en algún medio, las expectativas subían y no por casualidad.
El pasado miércoles 22 de junio, se dio a conocer que el cargo de “Primera Dama” se cambió y personalizó con el nombre de la novia de Gabriel Boric, es decir, se pasó a llamar “Irina Karamanos”. Sin embargo, a las pocas horas y tras innumerables críticas, la vocera de gobierno sostuvo que se trataba de un “un error administrativo no visado”.
En su columna del domingo, Daniel Matamala afirma –con apresurada seguridad- que Jaime Guzmán, al oponerse a que las mujeres aborten, en lugar de ser provida sería misógino. Sin embargo, a continuación del fragmento que rescata el columnista desde la Comisión Ortúzar (sesión 87, 1974), el propio Guzmán justifica su rechazo al aborto desde una cosmovisión cristiana.
El Gobierno ha insistido —y se ha estancado—en su disposición a dialogar en el conflicto de La Araucanía, incluso con grupos armados que no se sienten parte de nuestro Estado y que tampoco consideran el plurinacionalismo plasmado en el borrador constitucional como un avance en caso de que se apruebe.
Bajo el alero del principio de «igualdad sustantiva», el borrador de nueva Constitución otorga una serie de privilegios judiciales a personas indígenas en razón de su etnia…
El miércoles 1 de junio el presidente izquierdista chileno, Gabriel Boric, se dirigió en Cadena Nacional para sostener su primera Cuenta Pública. En ella, anunció cinco ejes programáticos en los que su Gobierno buscará avanzar para hacer reformas estructurales al país, lo que significa una ruta para alejarse de los pilares del progreso y la libertad. Asimismo, adoleció de medidas en las materias que más preocupan a los chilenos, como la seguridad, la violencia, el aumento del costo de vida y la inflación.
El mismo sector político que hablaba de “trampas” y “cerrojos” en la actual Constitución, continúa con la instalación de las suyas en el borrador.
La última edición de la revista «Time» estuvo dedicada a las 100 personas más influyentes del mundo del último año, de las cuales, Gabriel Boric fue el único chileno destacado. La reseña estuvo a cargo del economista izquierdista y keynesiano Joseph Stiglitz, quien sostuvo que su triunfo “marcó un cambio de dirección para la economía de Chile y posiblemente del mundo”.
La agenda indigenista finalmente se tomó la Convención Constitucional. Sus promotores fueron más eficaces que quienes promovieron una carta ecológica, la que se malogró en el último pleno. Las mayorías radicales que hegemonizan la Convención optaron por el camino del sectarismo y los privilegios, lejos del propósito del mandato que se les otorgó. La propuesta define a Chile como un Estado plurinacional.