La capacidad del gobierno de “dar por cerrados” ciertos capítulos sin asumir las responsabilidades del caso no deja de sorprender.
Columnas
Los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) develan, tristemente, la lamentable y contundente debacle de la educación pública en Chile.
Después del rotundo fracaso del Gobierno al impulsar un proyecto de ley que concedía la amnistía a los llamados “presos del estallido”, el Presidente Boric concedió indultos particulares a un grupo de personas condenadas por delitos cometidos durante la ola de violencia que azotó a nuestro país desde el nefasto 18 de octubre de 2019 y, además, a un integrante del FPMR que robó un banco.
Un acuerdo político supone una alianza en virtud de un horizonte común que se persigue y que, sin dicha unión, aquel objetivo no podría alcanzarse. Pero, a la vez, supone que las partes que lo suscriben no sólo respetarán lo acordado y honrarán su palabra, sino además y antes que todo, entienden lo mismo respecto del contenido pactado.
Más allá de lo temerario que es afirmar —con la vehemencia que hemos leído en estos últimos días— lo que Jaime Guzmán habría hecho o no en medio del proceso constitucional que atravesamos, tanta referencia a su nombre confirma la relevancia histórica de su figura.
En la discusión de la reforma tributaria, la Comisión de Hacienda de la Cámara aprobó la desintegración y la creación del impuesto al diferimiento de impuestos finales.
La Convención no logró seducir a la ciudadanía para que apoyara sus delirios refundacionales y tampoco trajo paz al país -que también era un propósito del acuerdo del 15 de noviembre de 2019– para superar la violencia que nos acosa. Ella misma fue expresión cotidiana de radicalización, agresividad y exclusión. Por ende, la Convención fracasó estrepitosamente.
A ocho meses del inicio de la administración liderada por Gabriel Boric observamos un presidente que comienza a pedir acuerdos y a enmendar algunos de sus juicios políticos. Hay quienes asumen que esto es una señal de moderación. Otros consideran que es la fuerza de la realidad: enfrentado a importantes desafíos entre marzo y noviembre, ha salido derrotado en todos.
Por Jaime Guzmán E. Publicado en La Tercera, 19 de noviembre de 1989 Clic aquí para ver el documento original. El fin de semana pasado el corazón de todos los hombres y mujeres libres del mundo se estremeció de
Después de infructuosos intentos judiciales de un grupo de diputadas para eludir la obligación de realizarse un test de drogas, la Comisión de Ética de la Cámara se reunió para acordar la sanción pertinente. No obstante, al no alcanzar el quórum requerido, no se cursó castigo alguno.
Escuchar que ideas como la libertad y la dignidad tienen espacio para ser reeditadas en clave siglo XXI reconforta y esperanza a quienes creemos en ellas y hemos debido afrontar los ataques de una izquierda intransigente
Han ido quedando atrás, con el paso de las semanas, las fuertes emociones que se despertaron en Chile. Primero, al calor del trabajo de la Convención Constitucional brindando constantes excentricidades; segundo, con su propuesta de nueva Constitución que desbordaba un afán refundacional; y tercero, con el rotundo resultado del plebiscito de septiembre que desató euforia o desazón, según a qué opción se adhería.
Tres años acaban de cumplirse desde que “estalló” el 18 de octubre de 2019. Lecturas sobre el tema ha habido para regodearse. Columnas, cartas, entrevistas e interpelaciones han ocupado las páginas de todos los medios para dar cuenta que aquel fenómeno que fundó el acuerdo por la Paz y una nueva Constitución, pactado veloz y resueltamente por las fuerzas políticas, paradójicamente, aún no logra ser conceptualizado.
Nuestra crisis de seguridad no es de recursos, sino conceptual. Cualquier iniciativa, presupuesto o declaración de actuar con firmeza —como una reciente del Presidente— se verá opacada por los dichos pretéritos de actuales ministros (Grau et al.) que fomentaron la odiosidad hacia Carabineros, pues, como ha dicho otro ministro, no pueden ahora renegar de su pasado.
El martes 18 de octubre se cumplieron tres años de la insurrección y anomia que, no solo fragmentó a Chile, sino que hizo que retrocediera en todo lo avanzado las últimas décadas. Es un hecho que Chile está peor cuantitativa y cualitativamente en comparación a mediados del año 2019, y esto se debe a la articulación de los malestares por la extrema izquierda chilena.