Toda normativa que pretenda regular Uber u otra aplicación de ese tipo debe posibilitar la libertad de emprender de los conductores y permitir la libertad del ciudadano de elegir el servicio que estime conveniente. Los espacios de libertad permiten la innovación constante en un mundo globalizado. Lo novedoso puede convivir con lo ya existente, puede eliminarlo o incluso fracasar, pero lo concreto es que se le deben otorgar los espacios al ciudadano para elegir libremente y sin coerciones externas.
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