El inicio del período legislativo 2018-2022 trajo una serie de modificaciones en el Congreso Nacional. El más visible ha sido la nueva composición del hemiciclo, producto del cambio de sistema electoral, que produjo una renovación de rostros y la elección de parlamentarios con muy pocos votos de los ciudadanos.
Por otra parte, la mayoría parlamentaria obtenida por la oposición ha provocado un lento avance de las iniciativas impulsadas por el Gobierno. Además, la izquierda ha intentado marcar pauta y presionar al Ejecutivo a través de un nuevo mecanismo, poco utilizado en los últimos 30 años de historia parlamentaria: el incumplimiento del juramento o promesa, realizado al asumir el cargo, de cumplir la legislación vigente, a través de la presentación de iniciativas de ley abiertamente inadmisibles, por ser de iniciativa exclusiva del presidente de la República. Dicha práctica se ha ido masificando, a tal punto que el ahora expresidente de la Cámara de Diputados, Iván Flores, la defendió, al expresar que ello ayudaba a revisar temas que era urgente resolver, validando institucionalmente —dada su investidura— el incumplimiento de la Constitución, las leyes y los reglamentos. Ello se ha visto agravado en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, instancia en la cual la mayoría opositora ha violado la Constitución y las leyes de forma reiterada.
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