Por María Teresa Urrutia
La Segunda, 5 de agosto 2024
La reciente declaración del Centro Carter sobre las elecciones en Venezuela es otra prueba de la cruda y vergonzosa realidad de un país prisionero de la tiranía. Su informe confirma lo que ya sabíamos: Maduro busca perpetuar un régimen que pisotea sin pudor los derechos fundamentales de su pueblo.
El Partido Comunista de Chile se convierte en cómplice de esta violación a los derechos humanos al reconocer como legítimas las prácticas antidemocráticas y represivas del dictador de Venezuela. Su apoyo es una burla a la lucha por la libertad de los venezolanos.
Urge que el Gobierno de Chile adopte una posición más firme y contundente en defensa de los principios básicos que hoy se transgreden en Venezuela. La sola exigencia de publicar las actas electorales, que fácilmente pueden haber sido adulteradas luego de tantos días, no es suficiente para un presidente que se jacta de defender los derechos humanos sin matices. La tibieza y la inacción perpetúan el sufrimiento del pueblo venezolano.