Con la reciente entrega del Informe del Consejo Ciudadano de Observadores ha concluido la fase de participación ciudadana de lo que el Gobierno ha denominado rimbombantemente “proceso constituyente” y que motiva la edición excepcional de este I&P. De ese Informe es posible concluir que, en vez de diagnósticos de derrumbe institucional, aborrecimiento de modelos políticos y económicos, y la pretensión de una asamblea constituyente, la gente valora las instituciones y propone mejorías, pero no sustituciones obedientes a un plan global de transformaciones políticas. El 2017 será un año de discusiones constitucionales que debiera considerar un giro a la moderación que no debiera sorprendernos.
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