En la era de las comunicaciones y la globalización, los procesos mundiales tienen cada vez mayor repercusión en las distintas comunidades, es por esto que revisar los fenómenos políticos del mundo occidental adquiere relevancia, sobre todo porque la cantidad de similitudes que encontramos en los distintos procesos nos permiten entender mejor cada una de nuestras realidades locales.
Europa y Estados Unidos están viviendo fenómenos similares, la ciudadanía siente que la burocracia de Bruselas o Washington se ha alejado de ella, que ya no los representa y que, por el contrario, está preocupada de velar por sus propios intereses. Así las cosas, discursos que habían estado presentes con escasa visibilidad y que eran considerados políticamente incorrectos, han adquirido hoy un nuevo impulso y se han convertido en atractivos para la comunidad. Las propuestas seductoras hoy, tienen, además, en común, una pérdida de identidad entre las tradicionales izquierdas y derechas. Hoy los pactos y las propuestas nacionalistas abarcan todo el espectro.
Por último, lo anterior ha llevado a las posiciones centristas también a radicalizar sus propuestas. Es común escuchar hablar de proteger el modo de vida francés o de hacer de América un gran país nuevamente.
Lo anterior no debiera dejarnos indiferentes porque lo más probable es que aspectos de estos discursos se adapten a nuestra realidad y comencemos a movernos en un eje que hasta ahora ha sido minoritario en nuestro país. Adicionalmente, estos cambios pueden tener otras consecuencias como una mayor complejidad en los intercambios comerciales y en los movimientos de personas.
Adicionalmente como todavía tenemos un poco de rezago en el continente, estamos a tiempo de tomar medidas para evitar la radicalización del discurso y la tentación de aparición de fenómenos populistas.