Señor Director:
En momentos cruciales, como el actual, nos parece necesario traer al presente la figura de Jaime Guzmán, su liderazgo e ideas, cuando se cumple un nuevo aniversario de su asesinato en plena democracia, a manos de un puñado de cobardes terroristas.
A lo largo de su vida y de su trayectoria personal y política no dejó indiferente ni a seguidores ni a detractores. Su gran capacidad intelectual le permitía observar la realidad desde distintos ángulos, con una mirada de largo plazo, que siempre tenía como eje el bienestar de Chile, especialmente de los más desposeídos.
Una persona de convicciones, pero al mismo tiempo pragmático, actitud que lo impulsaba a buscar acuerdos en diversas materias, con sectores y dirigentes que pensaban muy distinto a él. En Jaime primaba siempre un espíritu unitario y conciliador, que ofrecía argumentos claros para fundamentar sus posiciones, sin necesidad de denostar ni ofender a sus adversarios políticos.
Fue un dirigente muy conectado con la realidad, porque le encantaba estar en terreno, en contacto con las personas y no detrás de un escritorio, lo cual lo hacía sintonizar con los anhelos e inquietudes de los chilenos. De una valentía y consecuencia que hoy escasea, y cuyo liderazgo se echa de menos, cuando lo que prima es más bien el oportunismo político, la falta de voluntad para alcanzar acuerdos y una mirada cortoplacista de cómo y hacia dónde debe avanzar Chile.
A 29 años de su partida, el liderazgo de Jaime Guzmán continúa más vigente que nunca, y en la UDI estamos comprometidos en seguir proyectando su legado.
Jacqueline van Rysselberghe, La Segunda, 01 de abril de 2020