Quién diría que unas boletas ideológicamente falsas terminaran por hacer que el ex senador Jovino Novoa, el duro entre duros de la UDI, dejara la primera línea de la política. Aunque ya estaba aburrido, cansado y había terminado su período en el Senado, el caso Penta impulsó al “coronel” a acuartelarse definitivamente en la Fundación Jaime Guzmán y, desde ahí, observar el devenir de las cosas. Novoa, acusado de delitos tributarios en este caso, decidió ir a juicio abreviado, aceptar los hechos que se le imputaron y olvidarse del asunto. No quería más exposición ni desgaste.
De eso ha pasado un año y medio. Un período en el cual compatibiliza su trabajo como presidente de la fundación con sus viajes mensuales a un campo que tiene en Puerto Varas. Un período en que ha guardado silencio, y que si no hubiese sido por la captura de Raúl Escobar Poblete, el “comandante Emilio”, y su ex mujer Marcela Mardones –acusados del asesinato de Jaime Guzmán-, quizás no habría roto.
A usted, como presidente de la fundación y amigo del ex senador, ¿qué esperanzas le da la detención de estas personas?
El contexto nos indica que en esta ocasión no debiese haber excusa alguna para que no se haga justicia, aunque sea parcial, con el asesinato de Jaime. Más allá de los tiempos que requieren los procedimientos, debiesen ponerse todas las voluntades para que los culpables de este terrible crimen se sometan a juicio y cumplan las condenas que corresponda en cada caso.
¿Qué significa este hecho para usted, en términos personales?
Es esperanzador saber que después de tantos años es posible conseguir justicia. Con Jaime no sólo mantuvimos una gran amistad, sino que, además, compartimos ideales que plasmamos en un proyecto que nos unió hasta su muerte. De modo que su asesinato no sólo generó un dolor humano profundo, también me hizo reflexionar sobre la importancia de su liderazgo y el valor de sus ideas, al punto que para algunos se convirtió en alguien a quien había que eliminar. Jaime estaba consciente de lo importante que era apoyar el retorno a la democracia y encauzar el país hacia un progreso en paz, precisamente porque también entendía que había grupos dispuestos a evitarlo.
¿Y para la UDI?
Siempre es irreparable perder a tu líder y fundador. Pero, además, no debemos olvidar que Jaime ha sido uno de los políticos más importantes del siglo XX en nuestro país. De modo que su influencia era imponderable. Y, por eso mismo, su muerte impactó mucho más en quienes colaboramos con él a crear la UDI. En ese contexto, nuestro afecto y admiración por Jaime se han traducido en continuar con su obra política -la UDI- y en nuestra perseverancia para encontrar a sus asesinos. De modo que vemos como una gran oportunidad para hacer cumplir la ley a todos los responsables de su trágica muerte.
¿La fundación va a interponer alguna acción judicial?
El rol de la fundación en el juicio siempre ha sido asesorar profesionalmente y apoyar tanto a la familia de Jaime como a la UDI con los distintos antecedentes e información que se puedan aportar a la causa.
¿Cómo ha visto el desarrollo del proceso?
El proceso de Jaime ha tenido cambios importantes. Ha pasado por distintos momentos. Partió errático, equivocando culpables, hubo gente que incomprensiblemente ocultó pruebas, e incluso los responsables se fugaron de una forma inédita de una cárcel de alta seguridad. Aun cuando el ministro Carroza ha hecho incuestionables esfuerzos por hacer justicia, lo cierto es que, lamentablemente y por variadas razones que escapan a su voluntad, ninguno de los asesinos de Jaime cumple hoy una pena efectiva en nuestro país.
¿Han tenido pistas de los frentistas acusados del crimen durante estos años?
Ciertamente. De hecho, consta en el proceso que han existido datos del paradero de varios de ellos. El mismo Raúl Escobar fue visto antes en Brasil, luego de participar en el secuestro de una persona, pero escapó. Se sabe que estuvo en Cuba, al igual que Gutiérrez Fischmann y Hernández Norambuena. Por su parte, Apablaza, que era el máximo líder del Frente cuando cometieron el asesinato de Jaime, está bajo asilo político en Argentina, a pesar de que la Corte Suprema de ese país aprobó su extradición a Chile. Actualmente, su asilo se está revisando. La francesa Marie Verhoeven fue encontrada en la India y está esperando que culmine su proceso de extradición.
Marcela Mardones, la mujer detenida en Peulla, le dijo al juez Carroza que venía a saldar su deuda con la justicia. ¿Le cree? ¿Cuál es su motivación para venir?
Es curioso que para colaborar haya optado por pasar antes por otros tres países y luego haya entrado a Chile con pasaporte falso. Pero sería bueno que confesara su culpabilidad.
“Sectarismo” de Boric y Gutiérrez
¿Cómo ha visto la actuación del gobierno respecto de “Emilio” y también de Apablaza, a quien no ha sido posible extraditar?
Creo que los distintos gobiernos han actuado comprendiendo que este es un tema de Estado y han demostrado su voluntad por esclarecer y resolver el juicio. La situación de Apablaza (asilado político en Argentina) responde a una decisión política del gobierno argentino anterior, que escapa de las facultades de nuestras autoridades.
Lamentablemente, hay políticos que en forma aislada, como Guillermo Teillier, han demostrado con sus declaraciones que no han cambiado nada estos años.
Esta semana, la Cámara de Diputados votó un proyecto de acuerdo para agilizar las gestiones diplomáticas para extraditar a “Emilio” desde México. Los únicos que votaron en contra fueron Gabriel Boric y Hugo Gutiérrez.
Encuentro que es una demostración de sectarismo, e incluso una falta a un deber parlamentario el votar en contra, porque es evidente, cualquiera sea la posición política de una persona, que un crimen cometido en Chile, en contra de un senador en ejercicio, tiene que ser juzgado en nuestro país. Eso es algo que va más allá de las posiciones partidistas. Por tanto, supeditar una decisión de esta naturaleza a una posición partidista me parece, más que irresponsable, que denigra a quien actúa de esa manera.
Hay miembros de la familia Guzmán, como su hermana Rosario, que sostienen que hay un pacto de silencio en torno a la muerte del ex senador, y que Pinochet y Contreras dejaron caer a Guzmán. Ella lo planteó el año pasado, a propósito de los 25 años de su asesinato. ¿Qué piensa usted de esa hipótesis?
No estoy de acuerdo. No existe ningún antecedente que pueda constatar esas afirmaciones.
¿Tan enemistado estaba Jaime Guzmán con Pinochet como para eso?
Le insisto, no estoy de acuerdo con esa hipótesis. Nada indica que así sea.
Ella plantea que más que un atentado terrorista, lo de Guzmán fue un crimen político: “Las sumas de odiosidades que despertaste en las esferas de poder consiguieron sacarte del escenario político”, dice en una carta publicada en Reportajes en 2016. ¿Lo cree así?
No. Evidentemente, el crimen de Jaime fue un acto terrorista, con una connotación política evidente: eliminar al principal líder de la derecha en Chile.
Es posible que esta detención reabra debates del pasado, en torno a los roles que tuvo cada uno en dictadura. ¿Hay algo de que se arrepienta habiendo sido subsecretario general de gobierno?
Tanto mi trabajo como el de los distintos civiles que colaboramos durante el gobierno militar tuvo como única intención, como reconoció monseñor Valech en su momento, colaborar con sacar al país adelante y retornar del mejor modo a la democracia. Así lo hicimos.
Piñera planteó para los 40 años del Golpe Militar la existencia de “cómplices pasivos”, y usted lo criticó mucho por eso…
Fue una frase muy desafortunada. De hecho, no recuerdo que el ex presidente haya vuelto a ocuparla.
¿Es su candidato, de todas formas, para esta elección presidencial?
Sebastián Piñera es el candidato de la UDI, y el que ha demostrado estar mejor preparado para enfrentar los desafíos que el país tiene. No podemos permitirnos un nuevo gobierno de izquierda.
¿Cómo evalúa su campaña?
Sebastián Piñera se ha centrado en los temas que al país efectivamente le interesan, con propuestas responsables, sin caer en el populismo de algunos. Eso se refleja en las preferencias que marca.
“No me arrepiento”
¿Y la UDI? ¿Cómo ve usted las cosas en su partido? ¿Está retomando algún rol?
La UDI tiene el desafío de seguir siendo el partido de mayor representación en el Congreso y el más grande de la derecha. Del mismo modo, eso debe reflejarse en influir con sus ideas y apoyar con sus mejores personas a un eventual gobierno de Chile Vamos.
¿Pero tiene algún rol hoy? Usted es cercano a la presidenta actual, Jacqueline van Rysselberghe. Incluso, para las elecciones internas de la UDI uno de los puntos en discusión era que sería el mandato de Novoa “en las sombras”.
Como presidente de la fundación, mi vinculación con la UDI es muy estrecha, porque trabajamos mucho en asesorías parlamentarias, talleres, y yo mismo participo en reuniones semanales con la directiva.
Poco antes de eso fue el episodio de José Antonio Kast, quien dijo que se iba de la UDI porque usted no quería renunciar a su militancia ni a la presidencia de la fundación, habiendo sido condenado en el caso Penta.
La realidad es que José Antonio Kast ha tenido una posición absolutamente aislada en esa materia.
¿Pensó alguna vez la magnitud del efecto que este caso tendría en su partido?
Sí, evidentemente era una situación que iba a complicar a la UDI.
¿Se arrepiente de haber llegado a juicio abreviado?
No, de ninguna manera. Preferí evitar tanta exposición a los medios que va unido a esa situación. Creo que fue bueno para mí y para la UDI.
Lleva más de dos años fuera de la política activa, ¿cómo ve las cosas desde esta nueva perspectiva?
Lo primero que observo es un estancamiento evidente del país. Las distintas reformas impulsadas por este gobierno han afectado nuestra economía y el país se alejó del camino que lo llevaba rápidamente hacia el desarrollo. En ese sentido, la Nueva Mayoría sólo ha generado polarización política y que el crecimiento junto con la inversión se estanquen. Todo ello ha producido un clima opaco, que requiere un cambio de timón. La solución no está en la izquierda, pues ni ellos tienen claro cómo salir de esta crisis. Ricardo Lagos falló en su intento; la DC pasa por crisis de identidad; Guillier no da el ancho ni en liderazgo ni con su fallido programa; el Frente Amplio está conformado por un grupo de jóvenes que no saben ni cuánto cuestan sus propuestas demagógicas. El único bloque menos fragmentado y el más sensato políticamente hoy es Chile Vamos.
Imagino que ha reflexionado sobre su carrera política y las cosas que ha vivido ahí, incluidas situaciones dolorosas, ¿cuál es su conclusión?
Me dediqué desde estudiante a contribuir con el país a través del servicio público. Enfrentamos junto a varios otros profesionales con vocación de servir, condiciones muy adversas, pero nunca nos detuvimos, porque estábamos convencidos de que podíamos cambiar para mejor nuestro país, y así fue. Creo haber contribuido a que Chile sea hoy un país mucho más libre, más justo, más próspero y confortable para sus ciudadanos. Nuestros problemas son los de una sociedad exigente que ha conocido el progreso transversal. Nos admiran en el mundo precisamente por estos logros, y me siento orgulloso de haber colaborado en el gran cambio que ha experimentado nuestro país.
¿A pesar de las situaciones vividas, como el caso Spiniak?
Desgraciadamente, la política conlleva, muchas veces, costos personales y familiares, que es la parte ingrata. Pero aún así, siempre he sentido que es satisfactorio poder contribuir al desarrollo del país.
Al principio de esta entrevista, usted dice que es esperanzador que se pueda conseguir justicia ahora. Con la detención de “Emilio”, ¿cambia su visión respecto de quienes reclaman justicia por los desaparecidos?
No, para mí la justicia tiene que aplicarse en todos los casos. No debe haber una justicia para unos y otra para otros.