Tras un año de haber sido publicada, la Ley que pone fin al lucro, la selección y el co pago comienza a mostrar sus primeros efectos prácticos. Una baja en las exigencias académicas, junto a una mayor flexibilidad frente a malas conductas de los estudiantes, entre otros, son las primeras consecuencias de la entrada en vigencia de esta Ley. Todo indica que el anhelo del Gobierno se cumplirá: la educación particular subvencionada perderá sus patines y comenzará a someterse a las mismas trabas del sector municipal.
Lo anterior, sólo permite vaticinar que la tan anhelada educación de calidad sólo quedará plasmada en documentos técnicos y las intenciones de algunos actores del sistema educacional. Más realidad práctica y menos ideología es lo necesario para revertir el rumbo y volver a pensar en una educación pública de calidad.
En el presente trabajo analizamos los cambios más importantes que concentra esta reforma, junto con los principales efectos que tendrá en la educación escolar y algunas directrices que podrían volver a colocar el foco en lo realmente importante: la calidad de la educación.