Por Teresa Zañartu
Publicado en El Mercurio, 14 de noviembre de 2023
En carta del lunes, Eugenio Rivera atribuye diversas faltas al texto constitucional propuesto. No compartimos sus críticas.
La propuesta recoge ejes valóricos de nuestra tradición constitucional ―como todas las constituciones previas― que permitieron a la Concertación gobernar con éxito y a los que sus partidarios adscribieron hasta que la izquierda radical los tildó de traidores.
Innovar en un texto siempre conlleva una mayor actividad jurisprudencial, pues se desarrollan conceptos que no han tenido aplicación en casos concretos. Lo importante es que se haga de forma regulada, impidiendo el activismo judicial, cuestión que esta propuesta hace.
Si un sector político cesara su lucha solo cuando se consagran sus valores, por supuesto que nunca se cerraría el tema constitucional, pero eso es independiente de la Constitución.
La transversalidad del texto de la Comisión Experta está sobredimensionada. Los temas más complejos ―como el aborto― se dejaron conscientemente al Consejo Constitucional y, además, su propuesta nunca marcó una mayoría a favor en las encuestas.
Las objeciones de la izquierda es con normas que simplemente no le gustan. Por ejemplo, la objeción de conciencia, a pesar de estar supeditada a la ley y que el Tribunal Constitucional ya la declaró un derecho de fuente constitucional, no le gusta. La exención de contribuciones, aunque progresiva y de justicia, tampoco le gusta. Parece que buscan proseguir el camino de la Convención, que a la ciudadanía tampoco le gusta.