Daniela Carrasco
Publicado en El Mostrador, 13 de abril de 2022
En el reciente viaje presencial a Argentina, la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, se reunió con su par trasandina para firmar el primer acuerdo entre ambos países: un “Memorándum de entendimiento de cooperación en materia de género y diversidad”. Esto se suma a la declarada voluntad del presidente de proyectar su gobierno como feminista.
Lo anterior plantea algunas preguntas. ¿Estas declaraciones y acuerdos buscan generar un marco interpretativo del feminismo desde la burocracia de gobierno? o ¿pretenden definirlo de un modo único desde la jerarquía del Estado?
Estos planteamientos parecen entrar en contradicción con las múltiples expresiones feministas y de género, en especial con aquellas que se resisten a ser definidas (rizoma, lo llama Deleuze). Por esto, sorprende que no haya aún una reacción de aquellas que adhieren a dicha forma de mirar los feminismos.