Hace algunas semanas, en el seminario anual que organiza el Consejo Minero, su presidente ejecutivo, Joaquín Villarino, manifestó que ojalá el Ministerio de Minería no fuera visto como un “premio de consuelo” o una “mención honrosa” por la próxima administración. Este mensaje no fue antojadizo y se fundamenta, principalmente, en la poca relevancia que ha tenido esa cartera ministerial en la concreción de políticas públicas en la materia, a pesar de que la minería representa un 10% del PIB nacional y de que somos el país con mayor participación en la producción mundial de cobre.
Aquella crítica a la intrascendencia de la cartera minera durante los últimos años tiene asidero, también, en la escasa cantidad de proyectos de ley presentados al Congreso Nacional y la ausencia de una mirada estratégica e integral del rubro, en especial si la comparamos con la pletórica agenda de energía que llevó adelante el ex ministro Máximo Pacheco, con sus positivos y mediáticos, resultados.
Mientras que en energía se lograron aprobar las leyes que modificaron y perfeccionaron el Ministerio de Energía, licitaciones eléctricas, ampliación del giro de Enap, franquicia tributaria para paneles solares térmicos, regulación del gas, reforma a la transmisión eléctrica, equidad tarifaria o el nuevo gobierno corporativo de Enap, en minería sólo se pudieron aprobar las leyes de capitalizaciones de Codelco (2014 y 2017), cierre de faenas mineras, mecanismo de estabilización del precio del cobre y la instauración del “Día de la Dignidad Nacional”, para conmemorar la nacionalización del metal rojo efectuada en 1971.
En este sentido, el nombramiento del senador por la Región de Atacama, Baldo Prokurica, como futuro ministro de Minería, fue una noticia bien recibida por el mundo minero. Esto, debido a que ha estado ligado desde hace más de 20 años a la minería, tanto como representante de una región minera, como por su participación en la Comisión de Minería de ambas cámaras del Congreso. De hecho, fue uno de los primeros parlamentarios en fiscalizar y denunciar muchas de las irregularidades que ocurrían en Codelco en los años ‘90. Con posterioridad, en su rol de senador, ha mantenido una línea coherente en sus propuestas de políticas públicas, especialmente en lo que respecta al tema de las fundiciones.
No es de extrañar, entonces, que el histórico dirigente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), y actual miembro del Directorio de la cuprífera estatal, Raimundo Espinoza, manifestara que el senador Prokurica le da garantías en el tema minero, puesto que “él tiene el conocimiento del sector” y sería “el primer ministro que habla de temas particulares sobre Codelco”.
El próximo gobierno tiene una gran tarea por delante, poniendo énfasis en las propuestas comprometidas en su programa, pero además, concretando iniciativas que no pudieron llevarse a cabo en esta administración, las cuales resultan indispensables para el correcto desempeño del sector.
Es en esa línea que van las metas que se impuso el próximo gobierno en torno a la minería, las cuales, junto con la experiencia política y el bagaje legislativo del futuro ministro, auguran un escenario de mayor inversión, disminución de obstáculos burocráticos y certeza regulatoria.
Sebastián Sotelo, 06 de marzo de 2018, Revista Minería Chilena