Por Teresa Zañartu
6 de febrero del 2023
Con la aprobación del reglamento del proceso constituyente, estamos más cerca, Dios mediante, a una buena Constitución para Chile. Sin embargo, a pesar de las garantías que entrega, el proceso no está asegurado. No sólo depende de la composición de los órganos lograr un texto mesurado y razonable, sino también de cómo éstos trabajen.
Es por eso que la forma en que quedaron divididas las comisiones y subcomisiones, levanta alertas. En una se verán los principios y derechos civiles y políticos, y en otra los sociales, económicos, culturales y medioambientales. Esto es riesgoso, pues, por falta de un tratamiento coherente, un mismo tema podría ser abordado de forma contradictoria. Además está la amenaza de que se repita el error observado en la Comisión de Medio Ambiente y Economía de la fallida Convención Constitucional, en que el tema económico fue relegado al olvido por una mayoría ecocentrista que se dedicó a sobreregular el primero. Puede repetirse la historia y terminar perjudicando un aspecto por sobreproteger otro. Y, a pesar de esto, la comisión bicameral rechazó modificar las subcomisiones.
Para que el actual proceso funcione debe considerarse la experiencia de la Convención Constitucional, y eso pasa, también, por evitar repetir errores no forzados.