Señor director:
En la última campaña legislativa los partidos reunidos en la Nueva Mayoría invitaban a votar por un Congreso para Michelle Bachelet. Tras la convocatoria estaba la promesa de apoyar las iniciativas que concretarían las propuestas del programa. Tras nueve meses, y luego de que alcanzaran la mayoría en ambas cámaras, sus desacuerdos relativos a los proyectos fundantes llevan a destacar algunos temas.
La coincidencia partidista entre el Ejecutivo y el Congreso no garantiza un gobierno fuerte desde el punto de vista de la tramitación legislativa. Para dar esa garantía se necesita una genuina coalición de partidos y no un pacto electoral. Como a dichos pactos no se les da bien la disciplina, el Ejecutivo se ve obligado a la costosa negociación parlamentario por parlamentario, evaporándose las mayorías estables y dando paso a mayorías reunidas en torno a causas singulares.
En la política de causas los miembros del Congreso se comportan como lobbistas; portavoces de los intereses de sus distritos o de movimientos que logran espacios en la agenda pública, y no es difícil transitar del lobby a la captura, o al populismo de otra índole.
Más allá de que un pacto electoral no debió prometer eficacia legislativa, urge que los partidos promuevan el compromiso con sus principios. De otro modo estaremos cultivando la generación de mayorías ocasionales y oportunistas, que estorbarán la conformación de coaliciones que entreguen sustrato a los gobiernos.
Felipe Von Unger
Publicada en La Tercera
Sábado 29 de noviembre de 2014