Nuestro sistema político se encuentra dañado. A las discusiones sobre pensiones, salud, que llevan muchos años sin solución, hoy debemos sumar las dificultades que está enfrentando la urgente agenda de seguridad para aprobarse. Tanto el crecimiento desbordado de partidos políticos que ha permitido el surgimiento de varios actores populistas y radicales, como los bajos porcentajes de votos que ha posibilitado la aparición de cada vez más díscolos y oportunistas que utilizan los cupos de postulación parlamentaria para luego convertirse en caudillos, han hecho que la moderación y los acuerdos se vayan alejando de nuestra realidad política. En este número repasamos los elementos que configuran este cuadro y proponemos algunos de los tópicos que se requieren reformar para mejorar nuestro sistema político.