El Presidente de la República en su última cuenta pública anunció que ha llegado el tiempo del matrimonio homosexual en nuestro país. Esta sorpresiva propuesta agrede la médula del ideario de buena parte de los partidos de su sector y parece develar una obsesión por gobernar en solitario, claudicando de las ideas que lo llevaron al poder.
No parece razonable que, ad portas de una elección presidencial decisiva, se maltrate a quienes lo han apoyado en estos duros años de gobierno que, lamentablemente, entregarán un Chile sumido en la incertidumbre institucional y que ha avanzado en muchos temas en el sentido contrario al que se prometió a sus votantes hace cuatro años.