Señor Director,
Luego del momento de efervescencia social que experimentamos desde octubre del 2019, donde diferentes actores colmaban las calles exigiendo garantizar «derechos sociales universales», y culpando de todo mal al rol subsidiario del Estado, un virus (imperceptible a la vista, pero de una repercusión letal) nos ha demostrado todo lo contrario.
Chile, en estos momentos, necesita más que nunca de la subsidiariedad; hoy, no como ayer, esos mismos que bramaban por la eliminación de la subsidiariedad, la ofrecen en los medios como necesaria ―unos más, otros menos― como única respuesta posible a la crisis sanitaria y económica que estamos viviendo.
Curioso esto, a 29 años del asesinato de Jaime Guzmán.