Varios candidatos presidenciales se han mostrado a favor de despenalizar el aborto, entre otros casos, cuando el embarazo es producto de una violación. En este caso, el argumento es el daño psicológico que podría sufrir la mujer al tener que llevar a término el embarazo. No obstante, existen numerosos estudios clínicos que señalan fehacientemente que el aborto aumenta el riesgo de trastornos psiquiátricos, más aún si la mujer ha sufrido anteriormente eventos traumáticos. El aborto nunca es una medida terapéutica, ni siquiera cuando el embarazo es no deseado.
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