La directiva de Evópoli en su carta de ayer señaló que a propósito del reciente caso de Sophia, una de las formas de enfrentar este problema y sus problemas asociados es mediante la generación de instituciones y la promoción de determinadas modernizaciones que apunten a prevenir contextos de vulnerabilidad. Sugestivas respuestas, pero una solución verdadera dista de solo considerar determinadas condiciones materiales.
Creo que tanto la discusión sobre la transgresión de derechos, la vulnerabilidad familiar que se vive hoy en muchos hogares y la legitimidad de la pena de muerte son de carácter moral, y en ese sentido, requiere de una justificación que no solo responda a las circunstancias materiales que se dan en la sociedad o las que determinadas políticas públicas puedan propiciar, sino que requiere una reflexión sobre la condición humana, la vida en sociedad, el sentido de la libertad y el rol que le cabe a la comunidad política -al Estado- como promotor de determinados valores y no solo como árbitro de derechos y libertades ni como un mero garante de «seguridades».
Si queremos construir una sociedad más humana, es imperativo repensar desde la política -actividad humana por definición- aquellas características fundamentales que definen lo humano, para desde ahí colaborar con una visión integral que revele la dimensión material y espiritual del hombre.
Guillermo Ramírez y Emiliano García, El Mercurio, 09 de Febrero de 2018